Alucino en tu invierno, caudal sonoro, fluido amante en vivo
Golondrino de estrellas, ausente en los versos… solo canta, titila
el rocío evapora en la luna, siembra de escarcha el cielo,
sentina noche, ovillo en sus brazos, devano en deseo.
¿Por qué extinguen mis manos si en el ocaso todavía hay fuego?
Solo vibran los adagios, los nocturnos ya se han muerto,
Ternezas de trinos, indefinible encanto de arpeado místico,
Farallón de teclas, ondina azabache, entre blancas y negras.
Fulguro apacible, conquistando tu espacio escapista,
Sensual hoja de otoño, volandera, crujiente, ambarina,
Desahogo al tacto imponente de tu serpeado ritmo,
Resuello el lenguaje de tus vahos, alcanzar de labios sumisos.
Mimetizo al quejido de los tallos, lagrimas rosas en gotas frías,
Esencia de Oriente, undívaga enviolo como soñada asarina,
Matizo en tus ojos, sedo en el amor de manzas pupilas,
Recógeme a tu regreso, celada en azul, ardiente y cautiva.
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